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lunes, 9 de julio de 2012

¡POBRE PERRO... Y EL NIÑO ABANDONADO!




Muchos tratan de parecer amantes de los animales, cuando son ellos que se aman obsesivamente. Fingen ser sus amos, mientras viven pendientes de sus mascotas.Dicen ser el mejor amigo del perro, porque ya no tienen amigos entre los humanos. Resentidos sociales, cochinos, antisociales y sicóticos hallan en el perro un compañero fiel. Pues, eso mismo es lo que buscan, que le ofrezcan fidelidad, sin pedirles nada a cambio.Nunca será tan fácil la amistad con nuestros semejantes, porque requiere inteligencia, humildad, respeto por los derechos ajenos y un enorme poder de adaptación que el egoísmo y el individualismo impiden que se manifiesten.Volcar todo, o casi todo el amor humano a un animal que no ofende con palabras, ni hiere con actitudes y sólo requiere para sí un rincón de la casa, y un poco de comida a cambio de su compañerismo, resulta ser lo conveniente para aquellos que no consiguen resolver sus conflictos sociales porque nunca se vieron tal como verdaderamente son.Si en una familia hay más personas con los mismos conflictos no resueltos, será mejor para todos, y para el perro también, porque ganará en mimos y atenciones.Que el hombre sea su amo, es mentira pueril y descarada, pues, por buena que sea la educación que le dan, son ellos quienes terminan esclavizándose con el orín y el excremento a toda hora y lugar. Si vieran a un niño defecar en su vereda, no le tratarán como tratan al animal. Es absolutamente probable que la ternura no sea la misma, máxime cuando el niño es villano.El perro, raras veces es más obediente que un niño, a no ser que le ofrezcan algunas concesiones importantes, pero al niño se lo ofende, y se abandona a pequeños y a grandes, mientras se prenden a sus mascotas en busca de consuelo, si son ellos los menospreciados.¡Pobre perro! No sabe que lo usan y abusan, porque no quieren cambiar y ser mejores personas para la sociedad.El vecino que no sabe disciplinar a su perro y lo aporrea, es considerado “bestia”, pero la mascota bonachona que se divierte mordiendo al transeúnte y perturbando al ciclista, sólo “es juguetona” y no puede ser condenada por que “es un animal”, tampoco su dueño, puesto que casi seguro probará que “se le escapó”, o que “fue provocado”.Lo llevan encadenados a pasear por el parque o a la playa. No parece que haya amor a los animales sino provocación y una actitud anquilosada de repudio de lo legal, y de todos. A veces, los ladrones sólo aborrecen a esa clase de gente, pero no a los animales, por lo menos, comparado con el amor de quienes dicen ser amigos del perro.Caminan entre los hombres circunspectos, bufando odio y antipatía, atentos al mínimo disgusto de los demás, para poder enconar en la pelea y el desprecio total a los humanos. Es que así es como ellos mismos se ven, despreciables; y el perro inocente estará a su lado siempre, para demostrar que su dueño debe vivir, aunque otros se mueran.Algunos perros quedan cuidando las mansiones de ellos al precio de pan y agua, esperando el momento cuando alguno percibirá que los huesos pelados de sus fiestas que no pueden morderlos, su guardián podrá deglutir.Malditos amos, la peor gente, la que no espera cambiar pero exigirá de los demás que cambien, e impondrá sobre ellos la locura de sus impertinencias y su incapacidad de relacionarse correctamente con los humanos.¡Pobre perro! Unos son presos perpetuos, otros cumplen condenas sin causa o prisión domiciliaria, o fueron favorecidos por un régimen de libertad condicional; hay también los que buscan en los basurales un lugar para su hábitat, marginados por esta rara, contradictoria y esquizofrénica sociedad perrulenta.Cuando mueren en casas de “sus amigos”, los ponen en una bolsa y arrojan en la vereda del vecino o en un baldío, pues, ahora sí podrá ser el inconfundible mensaje de desprecio de los humanos, que inconscientemente siempre quisieron dar.Si la muerte de nuestros mejores amigos ocurre cuando esa misma sociedad que dispara sin que nadie la persiga los arrolla con sus máquinas mata enemigos, nadie se detendrá para ofrecerle un funeral digno, lo que denuncia la hipocresía y la locura mundológica de la sociedad anárquica en que vivimos.Las reglas de civilidad y urbanidad no se cumplen. Las parejas modernas ya no quieren muchos hijos y hasta hay quienes apelan al “derecho” de “¡dale nomás!” sin compromiso con la ley de la vida procreadora y educadora de los niños, y también quienes - sin ser parejas heterosexuales -, esperan que se las libere para criar hijos ajenos, a fin de poder hacerlos “a su imagen y semejanza”.Aborto sí. Aborto no. Control de la natalidad... todo parece indicar que el problema del ser humano es el otro, mientras para los perros no hay control de natalidad, ni maternidad, ni vivienda digna, hábitat “como la gente” para que no deambulen, tampoco hay dueños responsables, ni muerte digna. ¡Esta es la gente que dice amar a los animales! ...... Presas de sus propias locuras. Esclavas de animales en su detestación del semejante. Desafiadores de la Autoridad. Atropelladores de los derechos ajenos. Mugrientos auto – imperceptibles y auto – complacidos. Seres antisociales, excéntricos que cuanto menos enfrentan y resuelven sus temores del hombre, sus impertinencias, más se refugian en la bondad de los animales.¡Pobre perro! ¡Quisiera ser de tu especie para hacer valer tus derechos, entre los de mi especie, de un mismo reino!Ellos no hablan, y los de la camada “superior”, cuando los defienden, en verdad se defienden a sí mismos y hacen sonar por ahí un mensaje distorsionado e interesado. Aumentaron descomunalmente los perros, en cantidad y deambulación, y los crímenes, la violencia y la inseguridad, no disminuyen. Tampoco es despreciable el impresionante gasto para mantener a perros y gatos, mientras también aumentan los niños sin hogar y las familias con hambre y sin trabajo. Y el pobre, desorientado, también tiende a llamar la atención y a buscar su propia jerarquía, como los otros, llenándose de perros cuando no tiene ni qué comer.En este marco de incomprensiones y contradicciones, parece que los niños son quienes mejor responden a la lógica perrionda, y por eso será siempre sabio mantener, cuando se puede, un único perro y en la higiene y el espacio adecuado, en la convivencia con las personas.Pero como los adultos perdimos casi todo afecto natural, y casi toda la autoridad, surge la acción directa de los menores proyectando una clase de sociedad que no desean, pero que la adoptan porque no conocen otras posibilidades de orden, por la autoridad perdida de sus mayores, y tampoco posibilidad de esparcimiento seguro.Ellos, los adultos, dicen a gritos con sus actitudes que entre leer un libro educativo o mirar un buen filme o establecer buenas relaciones humanas o dedicarse a jugar con los niños, y distraerse con sus mascotas, prefieren lo último, ya que eso no demanda de ellos más que el sufrir un par de horas de ocio y miradas subrepticias hacia otros intereses también sin compromisos formales y serios.Los niños intuyen el abuso que sus padres hacen de la fidelidad del perro, sean ellos personas ricas o pobres, cuerdas o locas, y entonces, se encaminan en silencio hacia otras acciones directas de auto - gobierno, en desmedro de las leyes.¡Por favor! Muéstrenme sus relaciones con los animales, y les diré cómo son con los niños y qué clase de ciudadanos crían para el futuro de toda la sociedad. O sino, muéstrenme sus relaciones con los niños, y será harto evidente que los animales también tendrán su cariño a tiempo, aunque ni lo percibamos.Felizmente algún perro abandonado lamerá las heridas de nuestros niños, también abandonados.

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